Iba un caracol cruzando la calle y lo atropelló una tortuga, cuando despertó estaba en la sala de terapia intensiva, y el médico le pregunta:
¿Cómo ocurrió todo?
Y el caracol le responde:
No sé, ¡Fue todo tan rápido!
El hijito camello pregunta:
Mami, ¿por qué tenemos estas patotas?
Ay, mi bebé, pues muy sencillo, son para no hundirnos en la arena del desierto.
¡Ah!, oye, ¿y por qué tenemos estas pestañotas?
Ay, chiquito mío, pues para proteger nuestros ojos del fuerte sol y de la arena del desierto.
¡Ah!, mami, mami, ¿por qué tenemos esta jorobota?
Oh, queridito, pues en la joroba acumulamos grasa y líquidos para soportar muchos días en el desierto sin agua ni comida, así podemos tener grandes jornadas de trabajo, para eso nos sirve.
¡Ah!, oye, mami, ¿y entonces, qué diablos hacemos tú y yo en un zoológico?
Esta era una vez dos ovejitas que estaban jugando a la pelota y se les va la pelota y una ovejita le dice a la otra:
¡Beeeeeeee!
Y la otra le dice:
¡Beeeeeeeee tú!
El rey de la selva, o sea el león, convoca a todos los animales a una junta urgente. Todos los animales se reúnen en el sitio de las juntas para escucharlo. Ya todos reunidos ven llegar al león en su carro último modelo. Llega, se baja del carro y se sube al estrado para hablar, y les dice con voz autoritaria:
Los he convocado para darles la orden, de que, el más feo de ustedes me lave mi carro, ahí se los dejo.
Los animales empiezan a discutir de quién lo hará. El pavo real dice:
Pues yo no, mis plumas son hermosas, y se va.
La cebra dice:
Pues yo tampoco, mis rayas no las tiene nadie, y se va.
La jirafa dice:
pues yo tampoco, mi cuello largo me destaca de ustedes, y se va.
Así van diciendo un por uno, al final sólo se quedan el sapo y el cocodrilo. Se miran fijamente a ver quién se decide hablar primero, viéndose los dos a los ojos, el cocodrilo le dice al sapo:
Mira sapo no nos hagamos los tontos, yo lo lavo y tú lo secas.