sábado, 14 de noviembre de 2009

FRAGMENTO DE UNA CARTA ABIERTA AL PADRE DEL HIJO QUE LE SALIÓ RANA


Querido amigo:
Imagino lo que estarás pasando. Un dolor tremendo, una angustia que te atenaza y una vergüenza profunda que te hace guardar silencio cuando se habla de los hijos. Sospecho lo que estarás pensando: ¿qué hicimos mal?, ¿en qué nos equivocamos?, ¿por qué hemos tenido tan mala suerte? Conoces a otros padres que se preocupan muchos menos que vosotros por la educación y tienen unos hijos ejemplares. Además, tú tienes otros hijos con los que no puedes estar más satisfecho. Estudian, saben comportarse, son cariñosos, tienen proyectos de futuro atractivos y exigentes.
Pero este hijo tuyo, como tú dices, “te va a matar”. No sabes qué hacer. Lo has probado todo. Mano dura, mano blanda, mano nula, las dos manos… No responde a ningún estímulo. Ni a los premios ni a las amenazas, ni a los elogios ni a los reproches, ni a las caricias ni a los empujones.

Te desespera su pereza ilimitada que llena el Boletín de Evaluación de suspensos, te irrita su desvergüenza en el trato con vosotros y con los demás, te alarma su falta de responsabilidad.
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Tienes que saber que hay hijos e hijos. Es decir, que cada uno es un mundo y que cada uno tiene su libertad y su responsabilidad,. Y la usan como saben o como quieren. O no la usan. Hace poco leí un libro que se titula “La educación de los hijos como los pimientos de Padrón”. Su autor es Emilio Pinto y en la Introducción explica la segunda parte del famoso dicho aplicado a los pimientos de la ciudad coruñesa de Padrón: “Unos pican y otros no”.
Hay que esperar sin dejar de hacer las cosas que se tienes que hacer. Ahí tienes el libro de Javier Urra “Educar con sentido común”. Te puede ayudar. Mantén abiertas las puertas del diálogo para cuando él se decida, que se decidirá. Sigue siendo para él un ejemplo. No pierdas la esperanza en lo que puede hacer. Él no está para ti ni para nadie. Pero tu siempre tienes que estar.
...
Tu hijo no es tonto,. Sabe que lo está haciendo mal, pero no quiere dar su brazo a torcer. Quizás esté buscando un protagonismo que no alcanza por otras vías. No entres en su juego. Te reta, te provoca. Arremete contra ti de mil formas. (¿Contra quién lo iba a hacer, contra el tendero de la esquina?).
Sigue en contacto con el tutor. El te necesita y tú lo necesitas. Si existe alguna posibilidad de conseguir algo, es desde el trabajo conjunto de los padres y de los educadores-
Sigue siendo su padre. Si te conviertes en su amigo, lo dejarás huérfano.. Y síguelo queriendo porque, como le decía aquel hijo a su padre: “Papá, quiéreme cuando menos me lo merezco porque es cuando más lo necesito”,. El amor es gratuito. Y como decía María Zambrano, hay cosas que sólo el amor consigue.
Tu paciencia tiene que ser un poco más grande que su obstinación. Sigue creyendo en él. Y lee el hermoso libro “Las cosas que no nos dijimos”. Es muy hermoso. Vas a disfrutar. Un abrazo.
POR MIGUEL ÁNGEL SANTOS GUERRA

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